lunes, 26 de mayo de 2008

Fin de semana de las Trementinaires


Hola a tod@s, parece que me animo a continuar con mi blog asi que después no me vengáis con quejas eh!!!, tendreis que aguantar a Pipiripi de vez en cuando.
Este fin de semana ha sido un fin de semana especial para mi.
Como normalmente no pasa gran cosa en Tuixen pues claro una fiesta como la de las Trementinaires en mi vida ahora mismo es todo un acontecimiento.
Por si alguien no lo sabe las Trementinaires eran unas mujeres que recogían hierbas y plantas para hacer remedios medicinales que luego vendían por los pueblos desde aquí hasta las costas catalanas.
Pues bien, esta fiesta no es otra cosa que un homenaje a tantos años que dedicaron a llevar la esperanza y el alivio en forma de pocimas mágicas por todos y cada uno de los rincones de estos valles.
Can Custodi como no podía ser de otra manera se unió a este festejo y aportó su granito de arena con ilusión y esfuerzo.
El trabajo fue duro pero siempre merece la pena si estás rodeado de amigos cargados de esperanza y de generosidad...
Empezamos el sábado temprano, con fuerza e ilusión pero el tiempo no estaba con nosotros, llovía mucho y las nubes se cerraban en el valle como si fuesen a tragarnos. Pero el mal tiempo no consiguió desanimarnos y en la puerta se colgo la pizarra :"hay huevos de casa con chistorra".
El día pasó rápido y sin darnos cuenta estabamos quemando unos ramilletes de hierbas en la hoguera de la plaza.Pidiendo deseos para todos, salud, amor, felicidad, lo típico en estos casos..
Yo quemé unos cuantos ramilletes porque tengo que pedir por muchas personas, por las que tengo lejos, por las que han aparecido hace poco en mi vida y por las que se que nunca desaparecerán..
Los ramilletes precedieron a los bailes en la plaza mayor y cuando nos quisimos dar cuenta estabamos todos cantando y bailando hasta bien entrada la noche.Los músicos nos arrastraron hasta el restaurante como el flautista de Hamelin y ahí el tiempo dejo de importar.
El domingo nuestros cuerpos amanecieron cansados pero todo aquello merecía la pena.Sin duda habrá un antes y un después de todo lo que pasó en aquel fin de semana porque no hace falta que pase nada extraordinario para cambiar un poco el curso de nuestras vidas o de nuestras historias, sólo hace falta tener ilusión por las pequeñas cosas de la vida y mucha, mucha alegría.
Ese fin de semana alguien gritó: "al mal tiempo buena cara".

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